Hay conceptos tan ambiguos como la noción misma del tiempo. Son amorfos y fluidos, y es mejor no intentar asimilar todo eso. El arte de la conversación es uno de ellos.
El arte de la conversación no se trata sólo de cómo y cuándo hablar, sino que abarca la inteligencia emocional, el estilo personal, el alma y el equilibrio.
Intentar precisarlo con definiciones concretas sería una gran injusticia (imaginemos a los franceses sin croissants).
El arte de la conversación
Piensa en todo lo gloriosamente abstracto y real del arte, concibe en tu mente todo lo que implica la comunicación y la conversación; fúndelos: ese asombro, esa emoción, esa presencia mental y esa voluntad de seguir la corriente, la explosión de luces y el flujo constante de un río; si puedes intentar siquiera darle sentido, estarás más cerca de entender el arte de la conversación de lo que una cometa está de convertirse en un pájaro.
De extraño a extraño, de pariente a pariente, tomando whisky sour o bebiendo vino, no pienses demasiado en nada.
En las interacciones entre personas, lo mejor es que sean reales y profundas. No se compliquen las cosas. No se desvíe de su zona de confort, pero sea consciente del espacio de la otra persona.
No tengas miedo de usar las palabras que surgen de tu interior. Florece en el momento. Busca la vibración y el significado. Comprende las cosas y los todo. En otras palabras: enciende la vela, marca el camino.
El panadero de trigo es de lagos El hotel más emblemático. Este sorprendente hotel boutique inspirado en el arte ha dado forma al "arte de la hospitalidad" durante más de una década.